Los componentes de cualquier conversación son nuestras palabras (que suponen un 7%del mensaje) nuestros gestos un 55% y nuestra voz el 38% restante. Por lo tanto si solo nos centrarnos en nuestro mensaje verbal es un gran error puesto que estamos despreciando el 93% de nuestro potencial.
Cuando queremos convencer a alguien siempre nos preocupamos de intentar buscar laspalabras adecuadas y los razonamientos que apoyan tus ideas. Sin embargo hay un arma muy poderosa que normalmente pasamos por alto y es el poder de nuestra voz. En una conversación, ya sea con amigos, familia o en una reunión de trabajo, influyen tres partes principales, la primera es el lenguaje verbal (todas aquellas palabras que usamos para comunicar nuestros pensamientos), la segunda es el lenguaje no verbal dónde están incluidas la postura corporal, los gestos de la cara, los gestos con las manos... osea todo aquello que no son palabras y que enfatizan nuestro mensaje. Y por último contamos con nuestra voz.
Antes de pasar a describir cómo poder persuadir con nuestra voz tenemos que tener en cuenta dos ideas muy importantes:
No se puede no comunicar: nosotros estamos comunicando las 24 horas del día los 365 días del año aunque no digamos nada simplemente con nuestros gestos, con nuestra actitud y nuestra apariencia.
Los componentes de cualquier conversación son nuestras palabras (que suponen un 7%del mensaje) nuestros gestos un 55% y nuestra voz el 38% restante. Por lo tanto si solo nos centrarnos en nuestro mensaje verbal es un gran error puesto que estamos despreciando el 93% de nuestro potencial.
Ya he escrito anteriormente sobre el lenguaje verbal y él no verbal en el artículo comunica eficazmente que te invito a leer para ampliar tus conocimientos sobre el tema. Ahora nos vamos a fijar solo en la voz.
Los 4 componentes de la voz.
Hay cuatro componentes básicos que tenemos qué dominar para ser unos grandes comunicadores: el tono, el timbre, el volumen y la velocidad. Vamos a verlos uno por uno.
Este componente se suele confundir con el volumen pero no son lo mismo. El tono lo podemos definir cómo las notas de música de nuestra voz. Al igual que cuando pasamos nuestros dedos por las teclas de un piano pasamos de los tonos más graves a más agudos con nuestra voz podemos hacer lo mismo.
Una comunicación más eficaz es aquella en la que usamos distintos tonos en el mismo mensaje. Si damos un discurso usando un solo tono (monotono) resultaremos muy aburridos y perderemos la atención de nuestro interlocutor.
Si quieres que tu mensaje capte la atención de tu audiencia debes hacer cambios, por ejemplo, usar los tonos graves para decir algo importante y los a los agudos para generar una llamada a la acción.
Un tono grave se identifica más con temas serios y un tono agudo se identifica más con un mensaje más jovial. Si estás contando algo triste usa los graves y si estás contando algo alegre usa los agudos. Aprende a modular tu voz: usar siempre los graves es aburrido y usar siempre los agudos suele sacar de quicio a la gente.
Tampoco estés subiendo y bajando constantemente el tono porque si no parecería ¡algo muy raro! Y no nos interesa causar mala impresión. Tiene que ser algo natural que se aprende con el tiempo y con práctica.
Tu voz es única y eso te hace especial. Aprende a amar tu voz, porque es tuya, única e irrepetible.
El timbre es la frecuencia de sonido que tiene nuestra voz, esto es algo característico de cada uno y es muy difícil de cambiar. Cada persona tenemos una voz que transmite en una frecuencia determinada qué es la que nos hace únicos. Tampoco nos vamos a centrar en intentar cambiar el timbre porque lo que no quiero es que pierdas tu esencia, tu voz es única y eso te hace especial asique aprende a amar tu voz, porque es tuya, única e irrepetible.
Son los decibelios a los que emitimos nuestro mensaje. Lo mejor es que nos mantengamos con un volumen medio en la mayoría de nuestras conversaciones ya que de esta forma se entenderá todo lo que decimos. No obstante es un arma muy poderosa para enfatizar nuestro mensaje y para empaticen con nosotros.
Si quieres que tu mensaje se entienda bien no uses un volumen bajo (salvo que quieras dar a toda la conversación con un toque de intimidad). Solo usa el volumen alto cuando quieras enfatizar algo pero tampoco te pases no hace falta gritar. Lo importante siempre es que se te entienda bien.
Sí usas siempre un volumen muy bajo la gente pensará que eres muy tímido o que estás inseguro con lo que estás contando. Sí usas un volumen alto constantemente la gente pensará que eres un excéntrico y eso tampoco nos conviene.
Al igual que con el tono movernos de un extremo a otro siempre y cuando sea algo que quede natural nos ayudará a persuadir a nuestro interlocutor.
Es el tiempo que empleamos para emitir nuestro mensaje, las palabras por segundo que decimos. Y como las anteriores componentes la virtud es el término medio. Pero podemos utilizar una velocidad baja cuando queremos dar importancia a una parte del mensaje, porque sí usamos la velocidad baja y los silencios entre palabras ayudaremos al cerebro de nuestro interlocutor a ir asimilando la información que le vamos dando. Es una técnica muy usada en ventas.
Podemos utilizar la velocidad alta cuando estemos contando alguna anécdota, algo que tenga menos importancia.
Tenemos que tener cuidado con la velocidad porque por ejemplo si usamos siempre una velocidad baja se puede interpretar de dos formas, tú eres una persona inteligente y puesto la materia que eso es algo positivo pero podemos conseguir que nos lo interlocutor piense que somos unos pedantes y eso es algo negativo.
Sí usamos siempre la velocidad rápida nuestro interlocutor locutor puede pensar que estamos inseguros, que queremos terminar rápido o que somos unos charlatanes.
Estos son los cuatro componentes principales que debes dominar para que tus mensajes sean más eficaces. Aparte de los consejos que ya te he dado voy a añadir uno más que cuesta mucho aprender a dominar pero que cuando lo hacemos nuestro discurso mejora considerablemente:
El arte de manejar los silencios.
El silencio es algo que normalmente incomoda la gente pero es un gran aliado cuándo quieres convencer a alguien. No le temas a los silencios, no te pongas nervioso/a al usarlos ni pienses que lo estás haciendo peor.
Los silencios nos dan unos segundos muy valiosos para recapacitar sobre lo que estamos hablando, elegir las palabras adecuadas, y encauzar la conversación.
Es infinitamente mejor aprender a incorporar silencios entre palabras o entre frases en vez de usar las típicas muletillas "y eso" "pues" "y entonces"... O las interjecciones "ahhh" "ehhhh". Lo hacemos inconscientemente porque pensamos que hay que rellenar los vacíos cuándo en realidad eso atenta contra nuestro mensaje porque quién te escucha empezará a prestar más atención inconscientemente a esas partes y se distraerá de lo que le queremos decir.
Ten en cuenta que nosotros siempre consideramos que los silencios duran más tiempo de lo que en realidad es percibido en el exterior. Escucha atentamente a los locutores de radio (no a lo que dicen sino a como lo dicen), percibe los cambios de tono, de velocidad, de volumen y date cuenta del uso que hacen de los silencios ya verás como lo hacen todo el tiempo, seguro que no te habías dado cuenta de la cantidad de silencios que usan.
Para mejorar el mejor truco es que te grabes y luego te escuches para decidir qué tienes que cambiar
Si tienes que dar un discurso importante o tienes una reunión es de vital importancia que prepares lo que vas a decir (lenguaje verbal), qué practiques frente al espejo y decidas qué gestos van mejor con lo que quieres transmitir (o práctica delante de un amigo o familiar y que te de feedback) y que te grabes por ejemplo con la grabadora del teléfono móvil y luego te escuches. Practica subiendo y bajando el tono, subiendo y bajando el volumen, dando más o menos velocidad, haz varias pruebas y decide cuál va mejor.
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