Se aproxima el final de la #primeraevaluación en muchos colegios y hemos estado recibiendo consultas acerca del manejo de los #resultados académicos de los niños por parte de los padres.
Como padres, nos preocupa el #rendimientoescolar de nuestros #hijos y queremos ayudarles a obtener los mejores resultados posibles, sin embargo, muchas veces no tenemos claro si nuestra ayuda les está impulsando o perjudicando.
En los últimos días hemos atendido consultas y recibido numerosos mensajes relacionados con este tema y algunos de vosotros nos habéis dado vuestra autorización para publicarlos de manera anónima en este artículo y así poder ayudar a otros padres en situaciones parecidas.
M. española de 37 años, madre de P. de 12 años, nos escribe el siguiente mensaje:“Estoy preocupada porque al principio del ciclo escolar mi marido y yo acordamos con P. (12 años) que si sacaba tres sobresalientes en las asignaturas "importantes" iba poder ir a un viaje de esquí que organiza el colegio. He estado ayudándole por las tardes con los deberes y nos hemos reunido con su tutor y me he dado cuenta de que se ha estado esforzando mucho pero me da miedo que no llegue al objetivo que le hemos marcado. ¿Estaría bien si le permitimos ir a esquiar sin que saque los tres sobresalientes?”
D. de México, tiene tres hijos, y ha solicitado una sesión en la que nos ha realizado una consulta acerca de su hija F. de seis años.
F. está en primero de primaria y está en el proceso de aprender a leer y a escribir. A su madre le preocupa que F. pase más de dos horas por la tarde haciendo las tareas que le encargan en la escuela. Ha notado que esto es debido a que el aprendizaje de la lectoescritura no está logrado al 100%. Tuvo una reunión con la maestra en la que se le dijo que el resto de niños hacían la tarea sin problemas en menos de media hora. D. está preocupada porque cree que las calificaciones no reflejarán el esfuerzo de su hija y que esto podría desmotivarla.
MA. de Burgos, nos escribe para preguntarnos si es adecuado dejar a su hijo de 8 años castigado haciendo deberes cuando no obedece en casa. Según nos comenta su mujer no está de acuerdo y quieren saber la opinión de un experto.
Aunque está demostrado que el formato de enseñanza, evaluación y calificación tradicional no es el más eficaz para todos los alumnos, sí es el más extendido por lo que los consejos que os damos a continuación son para este tipo de enseñanza.
6 Claves para ayudar a vuestros hijos a lo largo de este ciclo escolar
1. Hay que trabajar sobre el esfuerzo NO sobre el resultado
Estamos acostumbrados a premiar o castigar a los niños en función de las calificaciones obtenidas y no en base al esfuerzo que ellos han hecho para alcanzarlas. Si nos fijamos en el caso de D. de México, su hija se esfuerza mucho, pasa toda la tarde frente a la tarea y es posible que las notas no reflejen este esfuerzo. Si los padres deciden castigar a F. no conseguirán acelerar la maduración del proceso de lectoescritura ni los resultados de académicos de F. pero es probable que ésta deje de esforzarse. Lo mismo ocurre con P. de 12 años, si después de haber hecho el esfuerzo no obtiene la recompensa acordada es muy posible que deje de esforzarse. Por eso os queremos explicar cómo trabajar sobre el #esfuerzo.
Como expertos en conducta infantil, estamos a favor del uso de sistemas de recompensa en el trabajo con niños. Para explicaros por qué, tenemos que hablar de un término muy importante en Psicología, la #motivación.
La motivación es el estado de la persona que le lleva a realizar determinadas acciones para conseguir una meta.
Hay dos tipos de motivación en base al origen de la misma:
- Motivación Intrínseca: tiene su origen en el individuo y está dirigida por necesidades internas tales como exploración, manipulación, curiosidad y no por una recompensa externa. El aprendizaje de los niños pequeños y los bebés está guiado casi siempre por este tipo de motivación. De hecho, existen filosofías educativas como la de Maria Montessori que están basadas en este impulso que tiene el niño por aprender. “El niño, guiado por un maestro interior trabaja infatigablemente para construir al hombre”
- Motivación Extrínseca: el individuo pone su empeño y esfuerzo para conseguir una recompensa externa y diferente a la satisfacción de la realización de una tarea. En este caso, el niño se esfuerza para conseguir un premio o recompensa.
Los estudios realizados en psicología sobre motivación muestran que a través de un sistema de recompensas externo podemos conseguir motivación intrínseca a medio plazo. ¿Qué quiere decir esto? Significa, que niños que no están motivados por las actividades académicas, pueden encontrar un gozo y satisfacción interna al realizarlas exitosamente durante un periodo de tiempo, es decir, comenzamos con sistema de recompensas (después hablaremos como deben manejarse estos sistemas) y una vez, que el niño empieza a aprender y recibe recompensas naturales (elogios de los profesores, admiración de los compañeros, satisfacción de haber realizado un buen trabajo, mejora de calificaciones….) Este sistema externo de recompensas se retira paulatinamente y el niño continúa esforzándose motivado por las recompensas naturales internas y externas.
2. Trabaja pocas conductas de una vez:
Si decidimos premiar la conducta de nuestros hijos tenemos que tener en cuenta los siguientes factores: que el niño tenga claras las conductas vamos a reforzar y que debe hacer para conseguirlas, que la conducta sea observable y cuantificable, trabajar con pocas conductas a la vez y establecer de manera clara las recompensas y su pauta. No recomendamos hacer modificaciones sobre la marcha a la hora de emplear técnicas, hay que ceñirse al plan ya que si no lo hacemos esto puede generar frustración en el niño y que la técnica deje de resultarle atractiva y por lo tanto, pierda eficacia.
Nunca castiguéis con una conducta que queréis potenciar. Volviendo a la consulta que nos hizo MA. de Burgos, no debemos castigar o usar como amenaza conductas que queremos estimular. Si usamos el estudio (o el irse a dormir, o ir al colegio) con un castigo esto implica que estudiar o dormir son actividades desagradables y, por tanto estamos contribuyendo a que su motivación hacia las mismas disminuya.
3. Establece rutinas
La clave para que las estrategias de motivación funcionen es la repetición de las conductas hasta conseguir que pasen a formar parte del día a día de nuestros hijos. Existe una creencia popular de que si repetimos algo todos los días durante 20 días, esta conducta se convierte en hábito. Aunque esta creencia no está demostrada científicamente y el número de repeticiones para establecer el hábito va a depender de muchos factores como las singularidades de cada persona, la eficacia de las recompensas, la elección de las conductas, el tiempo que pasa entre la conducta y la recompensa, consideramos que esta pauta puede ser una buena meta.
4. Trabajad en colaboración con el centro educativo
Muchas de las conductas que vuestro hijo debe llevar a cabo para conseguir los mejores resultados académicos a su alcance, tienen lugar en el contexto de la escuela. En ocasiones, podemos solicitar la colaboración de los profesores para aplicar una estrategia de este tipo dentro de la clase o para que nos facilite información diaria sobre su comportamiento a través, por ejemplo, de la agenda. Tenemos que recordar que los maestros trabajan con muchos alumnos y que llevar a cabo estrategias diferentes con todos los alumnos es materialmente imposible, pero podemos recurrir a ellos cuando el alumno realmente lo necesita. Estas herramientas de modificación de conducta NO deben emplearse en alumnos con dificultades académicas relacionadas con problemas de aprendizaje.
Aunque existe esta posibilidad, os sugerimos que si los resultados de vuestros hijos están dentro del promedio, os centréis en exclusivo en trabajar sobre las tareas para casa o los deberes. Por lo general, los centros educativos y los profesores cuentan con herramientas y aplican estrategias para fomentar el trabajo en clase.
En las próximas semanas publicaremos un post dirigido a maestros para que puedan trabajar la motivación en el aula.
5. Transfiere la autonomía poco a poco
Aunque nuestros hijos pueden necesitar un empujón para empezar, la meta final es que ellos aprendan a regularse y a dirigir sus esfuerzos para cumplir con sus responsabilidades académicas. Para ello tenemos que diseñar una estrategia en la que cada vez nuestra presencia sea menos necesaria y mantener algunas medidas de seguimiento que nos permitan saber si nuestro hijo continua motivado. Es muy importante darle la confianza cuando el hábito ya está adquirido, pero tan importante o más es que siga notando que estamos interesados en su desempeño y disponibles para ofrecer ayuda cuando sea necesario. También hay que tener en cuenta que, igual que nuestro desempeño profesional sufre variaciones de acuerdo a nuestro estado de ánimo, nuestro descanso, nuestra salud…etc. el de nuestros hijos también puede variar. Os recomendamos ser empáticos a la hora de intervenir.
6. Estrategias
Existen muchas maneras de estimular a las personas para que se esfuercen, en el contexto del aprendizaje académico las que han resultado más eficaces, prácticas y benévolas son las economías de fichas, es decir, las tablas en las que apuntamos varias conductas metas y vamos registrando si ocurren. Cuando el alumno acumula una cantidad de pactada previamente de marcas en el registro (puntos, estrellas, tics, caritas felices...) obtiene una recompensa. No se debe usar el registro para señalar el incumplimiento del objetivo con cruces, caras tristes... porque esto afectaría a la motivación sobre la estrategia.
Aunque los padres podéis usar estas técnicas en casa, os recomendamos que os asesoréis con un especialista que os pueda guiar para elegir las conductas, las recompensas, ayudaros a manejar los tiempos para ofrecer la recompensa y retirar la técnica de la manera más efectiva posible.
Os recordamos que las #notas o #calificaciones pueden NO ser un buen método para medir esfuerzo que es lo que se pretende trabajar por lo que os recomendamos que no sea el elemento principal para valorar la motivación de vuestros hijos. Sin embargo, las observaciones de los profesores, lo que vosotros podéis detectar en casa y lo que os transmite vuestro hijo en el día a día es mucho más importante.
Por último, no queremos que olvidéis la respuesta que nos dais siempre que os preguntamos qué queréis para vuestros hijos: casi todos decís que sea feliz. Recordad que el colegio es sólo un ámbito de la vida de vuestro hijo y que la educación escolar, tal y como la entendemos en la actualidad, está dirigida a potenciar un tipo de habilidades y conocimientos muy determinados que no son sinónimo de su éxito en el futuro ni un reflejo real del conjunto de sus cualidades.
El mecanismo más natural para el desarrollo de habilidades físicas e intelectuales en la infancia es el #juego por lo que siempre debemos destinar un tiempo para que los niños jueguen libremente. Los expertos recomiendan un mínimo de dos horas al día al aire libre.
Por favor, no os olvidéis de fijaros y potenciar las cualidades de vuestros hijos en otros ámbitos. A lo mejor no son buenos estudiantes, pero son buenos observadores de la naturaleza, o tienen buenas habilidades para manipular herramientas o para reflexionar sobre el funcionamiento de mecanismos, o son capaces de entablar rápidamente relaciones de amistad, son amables con las personas, son empáticos con sus hermanos, son tranquilos en situaciones donde otros se ponen nerviosos, disfrutan de su propia compañía y saben estar solos, son capaces de recordar cosas que otros olvidarían fácilmente, saben disfrutar los momentos…..
Si tenéis cualquier consulta sobre esta u otras cuestiones de paternidad y educación, no olvidéis reservar vuestra sesión de orientación para padres en https://www.tuconsultaonline.info/solicitar-terapia/orientaci%C3%B3n-para-padres estaré encantada de atenderos.
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