¿Cuántos objetivos te pones a lo largo del año que al final terminas abandonando?. Cada vez que nos proponemos una meta comenzamos muy motivados pero poco a poco ese ímpetu del principio va menguando hasta que lo terminamos dejando.
Hay dos momentos claves al año en la vida de toda persona en en los que recapitulamos, vemos lo que no nos gusta de nuestra vida y nos planteamos objetivos: año nuevo y después de verano.
¿Cuántas veces has dicho la típica frase de propósito de año nuevo de "este año dejo de fumar"? "Este año hago deporte", "este año dejo mi trabajo y me pongo por mi cuenta", "ahora mismo pongo a dieta". Y después de las vacaciones de verano cuántas veces has dicho, "ahora me a punto a un máster", "busco trabajo y me cambio", "la relación con mi pareja no va bien y es hora de tener una charla seria"...
Sales corriendo a apuntarte al gimnasio, vacías la nevera y los armarios de grasas y carbohidratos vacíos y arrasas en el pasillo de la ropa deportiva... pero ¿Cuánto te dura esta determinación?.
¿Qué hay detrás de la procrasctinación? ¿Cuáles son las razones que nos llevan a posponer las cosas?
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Nos da pereza
La mayoría de la gente suele mantener esos nuevos comportamientos durante 2 semanas ¡a lo sumo! después empieza a aparecer la pereza. Qué pereza ir al gimnasio con lo a gusto que estoy en casa viendo mi serie favorita tirado/a en el sofá" o "¡Madre mía qué hambre tengo! voy a meterme en el Burger" y ya de perdidos al río, sales del burger y te vas al supermercado a atracar el pasillo de los bollos.
No te engañes la diferencia entre una persona que es capaz de llevar sus objetivos adelante y cambiar realmente los hábitos no es que no tenga pereza sino que es capaz de enfrentarse a esa pereza y vencerla. Todos tenemos pereza porque siempre nos apetece más hacer cosas divertidas y que no supongan esfuerzo. La verdadera virtud es en esos momentos en los que te quieres quedar en casa en el sofá decirte "¡no, no, no!. Tengo que ir al gimnasio" y te levantas, te enfundas las mallas y te vas, sin pensarlo. O cuando dices ¡qué hambre tengo! y en vez de pensar en irte a comerte una hamburguesa te comes una manzana.
Al principio cuesta mucho y nuestra mente intenta desesperadamente volver a la rutina que tenías porque es a lo que estaba acostumbrada, su zona de confort.
Debemos mantener las nuevas conductas durante al menos 21 días para que comencemos a pensar de otra forma. Una vez que hemos incorporado los nuevos hábitos lo habremos conseguido.
Esperamos el momento adecuado
"Ahora no tengo suficiente dinero", "ahora no tengo suficiente tiempo" "Uff mira como llueve asi no puedo ir a correr", "Ostras qué calor hace", "ahora los niños son muy pequeños", "ahora tengo a mi padre malo..." Siempre podemos encontrar mil y una excusas para no ponernos en marcha. Siempre buscamos el momento adecuado en el que no tengamos ningún problema para poner en marcha algún objetivo importante que queramos conseguir.
Reconoce algo: siempre tenemos problemas, siempre habrá algo que esté mal, nunca vamos a reunir todas las condiciones perfectas para comenzar a hacer algo. Para tomar una decisión no hay que tener en cuenta todos los ámbitos de nuestra vida. Lo primero es comenzar andar y después ya iremos resolviendo los problemas a medida que vayan apareciendo. El momento adecuado nunca llega, si lo esperas, nunca harás nada.
Son muy grandes y no tenemos tiempo.
Hay veces que los cambios que queremos incorporar en nuestra vida son tan grandes y abarcan tal cantidad de pasos que no los hacemos porque no tenemos tiempo.
Una decisión vital como por ejemplo cambiar de trabajo no es algo que se pueda tomar aligera y no es algo que un día decides y al día siguiente haces salvo algunas personas. Generalmente cuando queremos hacer un cambio como este tenemos que hacer una serie de pasos hasta llegar al momento clave. Primero debemos decidir a que nos queremos dedicar, ver si tenemos formación suficiente para hacerlo, en el caso de que no, apuntarnos algún curso para tener esa educación, ver ofertas de trabajo o pensar si vamos a crear nuestra propia empresa... Define cada uno de los pasos. Si tu decisión es muy grande tienes que crearte un plan de acción. Ya hemos hablado anteriormente de cómo fijar los objetivos, cómo comenzar a cambiar en los artículos: Lista de 9 Trucos para conseguir lo que más deseas, o Consigue Tus Objetivos en la Vida, que te invito a leer.
Te llevará más o menos tiempo pero en el momento en el que comiences a cambiar todo habrá cambiado.
No sabemos tomar decisiones
Cuándo tenemos que tomar una decisión importante nos bloqueamos porque somos incapaces de tomar una decisión y ser consecuente con ella.
No tomamos decisiones por miedo ha que lo que decidamos nos lleve a un lugar peor en el que estamos, miedo a decepcionar a los demás, miedo a no conseguir la meta que nos hemos propuesto, miedo a perder cosas importantes por el camino... Puedes leer sobre el miedo en ¿Qué nos impide avanzar en la vida?. Y cuando por fin reunimos la fortaleza necesaria para tomar una decisión dudamos de ella.
Para tomar decisiones es muy útil usar una técnica que se denomina el análisis DAFO que consiste en escribir en una cuadricula tus Debilidades, Fortalezas, Amenazas y Oportunidades.
Podéis leer sobre el en páginas de psicología aún no he tenido tiempo para dedicarme a escribir un artículo sobre el análisis DAFO pero lo tengo entre los artículos pendientes ya os avisaré. Si quieres preguntarme sobre él solo tienes que escribirme a mi email.
Nos frustramos
Siempre que tomamos una decisión queremos que nos salga todo a la primera y sin esfuerzo pero la mayoría de las cosas no son así. Cuando queremos hacer algo, por ejemplo bajar peso, debemos mantener una serie de hábitos que nos lleven al objetivo: hacer dieta, hacer ejercicio, no caer en la tentación de la bollería sintética o la comida rápida, evitar bebidas alcohólicas o con gas...
La creación de nuevos hábitos conlleva tiempo y no es algo lineal sino en espiral, va con altibajos.
Estos son cambios que a algunas personas les cuesta muchísimo porque sus hábitos de comida incluyen todo esto y además tenía una vida sedentaria. Comenzamos muy bien pero de repente un día tenemos mucha hambre y nos damos un atracón de bollos, o comenzamos haciendo ejercicio y en el momento en el que tenemos agujetas pues paramos de hacerlo hasta la siguiente vez que nos encontramos bien en vez de ser constantes... O incluso siguiendo los pasos a rajatabla también puede ocurrir qué nos pesemos una semana y hayamos ganado gramos en relación con la anterior, hemos seguido la dieta, hemos hecho ejercicio y aún así ¡¡¡hemos engordado!!! Nos sentimos mal y nos sentimos frustrados y es en estos momentos cuándo es de vital importancia la decisión que tomemos: ¿decimos que no merece la pena todo lo que estamos haciendo y lo dejamos? ¿O decimos que seguiremos un poco más a ver qué pasa? O decidimos consultárselo a un nutricionista y que nos haga una dieta exclusiva para nosotros? ¿O contratamos una entrenador personal que nos ajuste los ejercicios a lo que nosotros necesitamos? Dependiendo de las decisiones que tomemos en estos casos nos acercaremos a nuestros objetivos o nos distanciaremos.
Aplazamos
Somos muy dados a aplazar las cosas: esto lo haré mañana, la semana que viene, el mes que viene ,cuando tenga un rato... Nos convencemos de que lo vamos a hacer pero cuando llega ese momento decimos ¡uy qué mal me viene! mejor para la semana que viene... Y así constantemente. Tienes que ser consciente de una cosa: nunca vas a hacer las tareas que aplazas o por lo menos el 90% de ellas.
Vamos arrastrando y arrastrando un montón de cosas que sabemos que no vamos a hacer pero encima nos sentimos mal por no hacerlas: es un círculo vicioso. Tal y como ya escribí en el artículo gestión de tiempo es de vital importancia que hagas un listado de todas las tareas pendientes que tengas y ponerles una fecha (agendar). Esa fecha la tienes que respetar no es aplazable. Por lo tanto cuando hagas esa lista de tareas pendientes la primera decisión que tienes que tomar es: ¿quieres hacer la tarea y necesitas hacerla? Si la respuesta es no olvídala, bórrala de tu mente para siempre y deja de arrastrarla.
¿Qué podemos hacer para que no sea más fácil llegar a nuestros objetivos y dejar de #posponer o #procrastinar?
Agendar
Yo soy un amante de las agendas y creo que cualquier persona debería de tener al menos una en su día a día para ir apuntando todo lo importante y todo lo que debe hacer. De esta forma tendremos una vida más organizada y sabremos que hemos hecho las cosas y no se nos olvidara nada.
A la hora de proponernos objetivos en la vida es muy importante que nos hagamos con una de ellas para ir apuntando cada día lo que tenemos que hacer. Todos y cada uno de los pasos o todas y cada una de las citas importantes que se genere en nuestro camino hacia nuestras metas deben estar ahí escritas. Una vez que las has realizado las tachas no hay nada más gratificante que ir tachando tareas pendientes. Otra de las ventajas de tener una agenda es que descargarse el cerebro todas las citas importantes todas las actividades que tenemos que hacer una vez que las trasladamos al papel la sacamos de nuestra mente ya no ocupa espacio el acordarse de qué tal día tengo que hacer tal cosa sino que si quieres saber si tienes que hacer algo solo tienes que acudir a tu agenda. Liberamos espacio en el cerebro para dedicarlo a cosas mas importantes que acordarte de fechas.
Dividir
Cuando nos proponemos una meta que sea algo complicada y que requiera muchos pasos es muy importante dividir y establecer un planning para todas aquellas actividades que requiere. En el caso de bajar de peso: por un lado tenemos que hacer cambios en la alimentación, por otro lado debemos hacer una rutina de ejercicios, podemos hacer cambios en nuestras actividades de ocio... Todo esto son grandes conjuntos que hay que definir para saber por dónde ir.
En cuanto a la alimentación hay que acudir a un profesional de la nutrición para que nos haga una dieta acorde a nuestra vida y a nuestras necesidades, te dará la dieta dividida por días de la semana y por horarios por lo tanto esta será una de las partes de tu agenda. Por otro lado acudir a un entrenador personal para que haga lo mismo, también si quieres hacer el ejercicio por tu cuenta existen multitud de app que te sugieren planes de ejercicio. Cada aplicación te viene normalmente con un calendario en el que te va apuntando tus progresos.
Hazte amigo/a de los calendarios y las agendas.
Una vez que tengas tu planning de comidas y tu planning de entrenamiento esos serán cada uno de los pequeños pasos que haces diariamente para conseguir llegar a un objetivo.
Decirlo en público
Cuando decimos las cosas en público adquirimos mayor compromiso por 2 razones fundamentales: una es que cuando lo decimos en alto las palabras cobran vida al igual que si lo dejamos por escrito, digamos que es una especie de contrato contigo mismo. Por otra parte la presión social hará el resto ya que te preguntarán por tus avances y te animarán y te lo he elogiarán por las cosas que consigues de tal forma que si no continúas con tus metas sentirás que les has fallado y tendrás que dar explicaciones que no te apetecen nada. Simplemente por ese hecho ya te esforzaras más para conseguir lo que te hayas propuesto por ejemplo dejar de fumar.
Darse recompensas y castigos
En el largo camino de conseguir hacer algo que nos es complicado es muy importante recompensarse cada vez que consigamos algo. También es importante auto castigarnos cada vez que la pereza nos gane la batalla. Tú eres quien mejor te conoce, por lo tanto, eres el que mejor puede saber lo que más te gusta y lo que más te disgusta para motivarte y animarte y no sucumbir al desánimo.
Espero que con estas líneas seas más capaz de proponerte retos y metas establecer un planning con pasos claros para llegar a él y conseguir lo que te propongas. Si necesitas ayuda para cumplir algún objetivo en particular pero no necesitas terapia tenemos un servicio de acompañamiento profesional. Puedes informarte en el apartado Solicitar Terapia.
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