Comúnmente se llama Síndrome Post vacacional al conjunto de síntomas que pueden aparecer con la vuelta a la rutina: apatía, falta de energía, tristeza o irritabilidad, dificultades para conciliar el sueño y, en el peor de los casos, taquicardias, dolores musculares, molestias digestivas o problemas de atención y/o memoria. ¿Cómo llevas tu la vuelta a la "vida normal"? Vamos a darte unos consejos para que tu retorno sea lo más dulce posible.
¿Sabes que en psicología no existe ningún trastorno que se llame síndrome posvacacional? No sabemos quién acuñó por primera vez el término (suponemos que algún medio de comunicación) pero no aparece en ningún libro de medicina. El caso es que cuando hablamos de él casi todo el mundo sabe claramente a que nos referimos.
En psicología hablamos de trastorno o de enfermedad (aunque en Tu Consulta Online no somos muy partidarios de hablar de enfermedades mentales), cuando los síntomas aparecen durante al menos 6 meses. El síndrome posvacacional es un trastorno transitorio que se basa únicamente en un proceso adaptativo. Con las vacaciones has "roto" tu jornada normal y ahora necesitas unos días para adaptarte.
¿Cuáles son los principales síntomas?
Cansancio generalizado: puedes sentirte como sin fuerzas los primeros días, te pesa el cuerpo.
Problemas para dormir (insomnio) lo que empeora el cansancio.
Bajo nivel de atención y concentración: durante los primeros días te notarás más despistado/a
Decaimiento: puedes estar un poco triste.
Agresividad: estás como enfadado/a y susceptible por lo que la relación con tus compañeros de trabajo puede verse afectada.
En casos extremos puede aparecer estrés agudo o ataques de pánico. Pero esto ocurre en muy pocos casos. Lo normal es que te encuentres bajo/a de ánimo y descentrado/a durante unos días, en una semana o un par estarás completamente adaptado/a de nuevo. Ten paciencia contigo mismo/a.
¿Por qué algunas personas sufren este trastorno y otras no?
No hay un rasgo característico que prediga si sufrirás síndrome posvacacional o no ya serán una serie de factores internos, externos y situacionales los que lo determinarán.
Factores Internos:
Poca tolerancia a la frustración: si eres una persona que se frustra rápido tienes más probabilidades de sufrir este síndrome.
Poca Resiliencia: que es la capacidad de sobrellevar las situaciones traumáticas o difíciles.
Cuadro de ansiedad y/o depresión anterior a las vacaciones: si antes de irnos ya estabas ansioso/a o deprimido/a se puede acrecentar cuando vuelvas.
Desmotivación: si lo que encuentras cuando vuelves a la rutina es una situación donde ya no sientas satisfacción, un trabajo en el que ya no estás motivado, una relación con tu pareja con problemas... mayor será tu probabilidad.
Falta de objetivos: si no tienes ninguna meta en mente que conseguir cuando vuelvas de vacaciones también tendrás más papeletas.
Factores Externos:
Largas vacaciones: a veces no podemos elegir cuantos días de vacaciones tener ya que nos obligan o la empresa cierra... cuánto más largas sean las vacaciones más probabilidad ya que desconectarás mucho más.
Problemas en el trabajo o problemas familiares: si estamos en una empresa en crisis o hay algún problema familiar grave el choque con la realidad será más duro.
Volver un lunes y con jornada normal: no es lo mismo volver al trabajo un miércoles y con jornada continua que volver un lunes con el horario de invierno ¿verdad?
Soluciones a corto plazo
Intentar volver de las vacaciones un par de días antes de incorporarte: de esta forma tu cuerpo y tu mente comenzarán a adaptarse a volver a estar en casa antes de que vuelvas al trabajo. Aunque quieras aprovechar las vacaciones hasta el último segundo para tu cuerpo y tu mente es mejor sacrificar un par de días de ocio para prepararse mejor para el retorno.
Vuelve a mitad de semana: si puedes elegir tu día de vuelta intenta que sea un miércoles o jueves, de esa forma verás que enseguida llega el fin de semana y eso será una motivación.
Respeta el horario: no te pongas nervioso el primer día ni te quedes ya haciendo horas extra, necesitas un periodo de adaptación.
Comienza por las tareas más gratas o fáciles: cuando llegues a la oficina tendrás mil emails esperando, habrán surgido problemas en tu ausencia, tendrás que retomar temas de los que ni te acuerdas... No te satures. Comienza por las tareas más fáciles hasta que vayas cogiendo el ritmo. Pide ayuda a tus compañeros para que te sigan cubriendo al menos 3 horas que puedas ir abriendo emails y enterándote de todo lo que ha pasado en tu ausencia.
Mantén aficiones del verano: si has comenzado a hacer ejercicio o a ver alguna serie nueva, un libro... sigue con ello, te traerá buenos recuerdos y sensaciones que ahora necesitas.
Evita el alcohol y la cafeína los primeros días: puesto que el alcohol es un depresor natural y hará que sientas más tristeza y la cafeína te pondrá mas ansioso/a.
Haz deporte: con el deporte se generan endorfinas (hormona del placer) que te ayudarán a mantener el ánimo arriba.
Soluciones a Largo Plazo (evitar que aparezca)
Soluciona tus problemas: ya sean problemas en el trabajo o problemas con algún familiar, pareja, amigo/a... intenta solucionarlos antes de irte de vacaciones para que no se conviertan en un problema que te espera a la vuelta o con el que estés amargándote las vacaciones. Si está en tu mano poder hacer algo: HAZLO.
Haz ejercicio: el ejercicio durante todo el año te ayudará a mantenerte más activo/a, alegre y positivo/a. Por lo que deja espacios también en tus vacaciones para practicar algún deporte.
Mantén los mismos horarios tanto en vacaciones como en la jornada normal: no hace falta que te levantes a la misma hora pero si que intentes hacerlo como mucho dos horas más tarde de lo que te levantas normalmente y no trasnoches demasiado todos los días (siempre hay días que trasnochamos pero que no se convierta en una rutina de vacaciones acostarte a las 4 de la mañana y levantarte a las 12, 1, 2 de la tarde).
Rutina de comidas igual todo el año: Ser constante en el horario de las comidas, cenas y actividades ayuda al cuerpo a no descontrolarse.
Duerme siempre 7 o 8 horas: si duermes menos horas tu cuerpo irá acumulando cansancio, si duermes más de 10 horas cada día te levantarás atontado/a.
Aprender técnicas de meditación o respiración: aprende alguna técnica que te ayude a mantener tu nivel de estrés bajo.
Planifica metas a corto y largo plazo: proponte objetivos continuamente. Cuando tenemos una dirección, un fin, una meta estamos más motivados. Necesitamos objetivos para mantenernos activos y felices.
Planifica momentos de ocio todo el año: no esperes a vacaciones para hacer cosas divertidas, tienes que planificar actividades de ocio durante todo el año, en cada estación hay actividades estupendas que puedes hacer y haz alguna escapada de fin de semana cada vez que puedas, de esta forma no esperarás tan ansiosamente el verano ni te sentirás tan mal cuando se acabe.
Este es un momento muy duro para muchas personas que se incorporan ahora a la vida laboral, otros ya llevaréis más tiempo y algunos suertudos se van en septiembre... y si vives en el hemisferio sur hasta dentro de unos meses no te tocará a ti. Sea como sea estos consejos nos los podemos aplicar todos.
Si sientes que la vuelta al trabajo es más dura de lo normal y no eres capaz de adaptarte generalmente es por algún problema o tema sin cerrar. ¿tienes alguna conversación pendiente con tu jefe? ¿con tu pareja? ¿alguna situación difícil a la que te tengas que enfrentar?. Si lo ves necesario acude a un profesional que te pueda ayudar tanto con este síndrome como a solucionar los problemas que te están esperando.
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