Todos queremos que nuestros hijos sean #felices, tanto durante la infancia como el resto de su vida. Tendemos a pensar que su felicidad solo está en nuestras manos mientras son niños pero no es así.
Durante su #desarrollo adquieren un estilo de pensamiento, una manera única de percibir la realidad. Esta manera de ver la realidad la aprenden de nosotros, de sus padres o de otros adultos significativos en su vida, por eso, la responsabilidad que tenemos de ser felices y de aprender a controlar nuestros pensamientos va más allá de nuestra propio bienestar.
La felicidad depende, en gran medida, del control que tenemos sobre nuestros pensamientos. Albert #Ellis uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX dijo "Las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos". Ellis defendía que las personas son, en gran medida, responsables de sus sentimientos y que por tanto, pueden hacer mucho para controlarlos y mediante la modificación de sus pensamientos.
Por tanto el ingrediente clave de la #felicidad es el control de lo que pensamos. Como ya he mencionado en otros artículos, lo que decimos a nuestros hijos (o delante de ellos) pasa a ser su #lenguajeinterno, por lo que, de alguna manera nuestra percepción del mundo se la trasmitimos consciente o inconscientemente. Hay muchas cosas que hacemos que afectan negativamente a la capacidad de generar pensamientos positivos que se acompañen de bienestar emocional.
A continuación expongo 8 cosas que hacemos delante de los niños que influyen en su capacidad para tener una percepción saludable del mundo y, por tanto en su bienestar emocional.
1) Vivir en el pasado o en el futuro
Cuando estamos constantemente hablando del #pasado o del #futuro anhelando un tiempo pasado o uno que a lo mejor no llegará nunca, nos separamos del #presente. Vivir el momento presente, prestando una atención plena a lo que nos rodea es una de las técnicas más extendidas de reducción de la ansiedad (Mindfulness) y de control de pensamiento. La mayoría del tiempo en nuestra vida no está ocurriendo algo que nos haga daño, asimismo, en la vida existen muchos momentos (abrazos, paseos, canciones, juegos, sensaciones....) que merece la pena disfrutar poniendo toda nuestra atención en momento presente.
2) Ser duros con nosotros mismos
Es frecuente que exageremos nuestros defectos o que nos quejemos de algunas de nuestras características. Esto ocurre muy comúnmente cuando hablamos de nuestro #aspecto
físico.
Cuando hablamos mal de nuestro cuerpo, por ejemplo, enseñamos a los niños a fijarse de manera negativa o excesivamente crítica a sí mismos lo que, lógicamente, suscitará emociones negativas. Seamos amables con nosotros mismos para dar ejemplo a nuestros hijos de autocuidado y autoestima.
3) Querer agradar a todo el mundo
Es normal tener en cuenta lo que pensarán los demás de nosotros, sin embargo, preocuparse demasiado por lo que puedan opinar puede generar pensamientos que suscitan #ansiedad. Algunos de nosotros somos demasiado conscientes de las opiniones y pensamientos de los demás, fijándonos en exceso en sus reacciones, leguaje verbal y lenguaje no verbal. Una manera de evitar esa preocupación es dotar a los niños de herramientas para que actúen como ellos consideran que es correcto y a encontrar la recompensa de ese comportamiento en sí mismos.
4) Ser #criticones o juzgones
Me atrevería de decir que de toda la lista ésta es la que más hacemos. ¿Cuántas veces vamos en el coche con los niños y vamos hablando mal de personas que ellos conocen? Hablamos mal o juzgamos a otras personas con nuestra pareja, con nuestros amigos, con nuestra familia... y nuestros hijos observan y aprenden una manera disfuncional de interpretar el comportamiento de los demás.
Es raro que justifiquemos el comportamiento de otras personas entre adultos o que intentemos quitarle hierro al asunto (que sería la manera saludable de interpretar la realidad), por lo general, nos quejamos de lo que hacen los demás y les atribuimos segundas intenciones o mala fe, cuando en realidad no tenemos forma de comprobarlo.
5) Ser #quejicas
Al quejarnos enseñamos a nuestros hijos a poner atención en lo que no va bien y por tanto, la queja y los pensamientos que la acompañan generan, inevitablemente #emociones negativas que podríamos evitar, simplemente modificando nuestros pensamientos. Cuando hablamos de las cosas materiales que nos gustaría tener pero no tenemos delante de nuestros hijos les enseñamos a fijarse en lo que no tienen en lugar de enseñarles un enfoque mucho más sano: estar agradecidos por la cantidad de cosas que si tenemos. Por lo general, tenemos mucho más de lo que necesitamos evitemos crear en los niños necesidades irreales que sean causantes de frustración y seamos agradecidos.
6) #Pelearnos con personas importantes en nuestra vida
Aunque es cierto que es bueno alejarse o romper #relacionestóxicas, también es bueno enseñarles a los niños a perdonar y a sanar sus emociones a través de una visión de las personas más flexible. Las personas cambian, cambia su manera de actuar, su manera de pensar, su manera de sentir y su forma de ser. Cuando cortamos por lo sano con familiares o #amigos cercanos por discusiones, diferencias o hechos que tampoco son tan importantes enseñamos a los niños a quedarse con una idea fija de las personas y a mantener una visión de las relaciones humanas inflexible.
7)Tener una visión estática del mundo
Albert Ellis, padre de la Terapia Racional Emotiva #TRE que enseña a las personas a cuestionar sus pensamientos y modificarlos por otros que generen un mayor bienestar emocional, decía que aquellas personas cuya visión de las cosas es muy radical o tajante, que poseen una manera de percibir la realidad única y tienen mucha resistencia a cambiar su manera de ver las cosas, tienen más tendencia a desarrollar #depresión y trastornos de #ansiedad.
Por eso, practiquemos la #flexibilidad mental, aceptemos diferentes maneras de ver el mundo, diferentes puntos de vista. Ellis decía que aprender a modificar nuestros pensamientos para sanar las emociones requiere una gran dosis de #creatividad, enseñemos a nuestros niños a pensar en alternativas, no en una sola idea.
8) Buscar culpables fuera
Cuando situamos la causa de las cosas que nos pasan fuera de nosotros nos sentimos más vulnerables porque eso implica que tenemos muy poco control sobre nuestra vida. Ellis dijo "Los mejores años de tu vida son aquellos en los que decidas que tus problemas son solo tuyos. No es culpa de tu madre ni del presidente. Así uno es responsable de su propio destino". Enseñemos a nuestros hijos a pensar que pueden hacer para que la próxima vez las cosas sean diferentes en lugar de buscar culpables.
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