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Si tu pareja siempre está a la defensiva, prueba esto antes de rendirte


¿Te has sentido alguna vez como si caminaras sobre cáscaras de huevo para evitar que tu pareja se ponga a la defensiva? ¿Notas que, cada vez que intentas hablar de algo delicado, la otra persona reacciona con reproches, evasivas o incluso ataques?

Estar con alguien permanentemente a la defensiva puede ser muy desgastante para ti y para la relación. Sin embargo, antes de rendirte o creer que todo está perdido, conviene comprender qué hay detrás de esa actitud y explorar algunas estrategias que pueden ayudar a rebajar tensiones y fomentar una comunicación más constructiva.


Cuando tu pareja te ignora: qué hacer cuando sientes que hablas con una pared

1.¿Por qué está siempre a la defensiva?


Muchas veces, tener una pareja que reacciona a la defensiva no es algo que surja de la nada. Suele haber historias personales, miedos y patrones de relación que explican por qué responde así ante cualquier tema sensible. Para ti puede ser desconcertante o frustrante, pero es importante no tomártelo como un ataque personal y tratar de identificar las posibles raíces:


  • Heridas emocionales pasadas: Quizá vivió relaciones anteriores donde era constantemente criticada/o o juzgada/o, y aprendió a protegerse a base de levantar muros.

  • Baja autoestima: Sentirse insegura/o de sí misma/o puede llevar a interpretar cualquier comentario como una amenaza o un ataque.

  • Miedo al abandono: A veces, la defensiva actúa como un escudo para evitar la vulnerabilidad y la sensación de estar en desventaja.

  • Patrones familiares: Crecer en un entorno donde todo se discutía a gritos o reproches puede hacer que, de adulta/o, la persona confunda cualquier desacuerdo con un ataque inminente.


Recuerda: comprender no significa justificar. Pero sí te ayuda a ver que su reacción defensiva puede tener más que ver con sus propios miedos que con algo que tú hagas mal.



2.Observa tu forma de plantear las cosas


Antes de concluir que tu pareja “siempre” está a la defensiva, conviene analizar cómo planteas tú los temas delicados. A veces, sin darnos cuenta, nuestro tono, nuestras palabras o incluso nuestra expresión corporal pueden sonar más acusatorios de lo que pretendemos.Un comentario como “nunca haces nada bien” o iniciar la conversación con un “tenemos que hablar” genera una tensión inmediata. Fíjate si caes en alguno de estos ejemplos y, si es así, ajusta la forma de expresarte:

  • Usa frases que comiencen con “Me siento…” en lugar de “Tú haces…”.

  • Enfócate en la conducta que te molesta, no en la identidad de tu pareja. (Ej.: “Cuando no me escuchas, me siento ignorada/o” en lugar de “Eres un egoísta”).

  • Reconoce lo positivo antes de plantear el problema: remarcar primero que valoras ciertas actitudes o esfuerzos reduce la sensación de ataque.


Ejercicio rápido

  1. Piensa en la última conversación donde tu pareja se puso a la defensiva.

  2. Revisa qué palabras empleaste, qué tono y qué gestos hiciste.

  3. Anota una versión alternativa, más empática y menos acusatoria, de cómo podrías haberlo planteado.


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3.Crea un espacio seguro (antes de lanzar el tema delicado)


Las personas que se ponen a la defensiva suelen sentirse inseguras o criticadas. Por eso, si quieres abordar un asunto conflictivo, es vital generar un ambiente donde la otra persona perciba menos riesgo.


¿Cómo hacerlo? Elige el momento y el lugar con cuidado. Evita iniciar conversaciones importantes cuando estéis cansadas/os, con prisas o rodeadas/os de distracciones. Además:


  • Muestra empatía: Comienza reconociendo algo positivo de tu pareja o preguntando sinceramente cómo se siente últimamente.

  • Aclara tus intenciones: “Quiero hablar de esto porque me importa nuestra relación, no para juzgarte”.

  • Adopta un tono conciliador: Si tu pareja ve que no traes “armas preparadas”, es más probable que se sienta en un entorno seguro y baje la guardia.


Recuerda: Tu objetivo no es “ganar” la discusión, sino construir una conversación en la que ambos os entendáis mejor.



4.Valida sus emociones (aunque no estés de acuerdo con ellas)


Cuando tu pareja se pone a la defensiva, es porque algo dentro de ella/él se ve amenazado. Puede ser el miedo a la crítica, al rechazo, a perderte o a revivir heridas pasadas. Si el primer impulso que recibe es un “no tienes razón para ponerte así”, es fácil que la defensiva aumente.En su lugar, prueba a validar lo que siente:


  • En lugar de “No deberías ponerte así”, di: “Entiendo que esto te incomode” o “Veo que esto te hace sentir molesta/o”.

  • Después, expresa tu punto de vista: “Me gustaría contarte por qué para mí es importante que hablemos de esto.”


Validar no significa dar la razón. Significa reconocer que, desde su perspectiva, hay una lógica emocional que le lleva a reaccionar así. Y cuando la otra persona se siente comprendida, disminuye su necesidad de defenderse.


5.No entres en su juego: mantén tu centro


Es muy fácil, en medio de una discusión, caer en la trampa de responder con la misma moneda. Si tu pareja sube el tono o desvía el tema, puedes sentirte tentada/o a hacerlo también. Pero recuerda:


  • Respira y mantén la calma: Permítete unos segundos antes de responder, para no dejarte arrastrar por la escalada de tensiones.

  • Retoma el enfoque: “Entiendo que estés enfadada/o, pero me gustaría seguir hablando de X”.

  • Marca límites si se pone agresiva/o: “No quiero discutir así, necesito que nos hablemos con respeto. ¿Te parece que lo intentemos en otro momento cuando estemos más tranquilas/os?”


La clave está en no confundir la firmeza con la agresividad. Defender tu espacio y tus necesidades es legítimo, siempre que lo hagas con calma y asertividad.


6.Haz que la otra persona participe en la solución


Si sientes que siempre eres tú quien inicia las conversaciones y tu pareja se limita a reaccionar a la defensiva, prueba a corresponsabilizarla. Pregúntale directamente cómo cree que se podrían manejar mejor las situaciones. Esto no solo le da voz, sino que también la anima a dejar de ver el diálogo como un ataque unilateral.


  • “¿Cómo crees que podemos afrontar mejor estas discusiones?”

  • “¿Qué te hace sentir atacada/o cuando hablamos de esto?”

  • “¿Te parece que hagamos algunos acuerdos? Por ejemplo, dejar los móviles a un lado cuando estemos hablando de algo importante”.


Cuando la solución se construye en conjunto, la defensiva suele bajar. La otra persona se siente parte activa en la búsqueda de un cambio, y no una víctima a la que se señala con el dedo.



Conclusión: la defensiva no siempre es un final, puede ser una llamada al cambio


Tener una pareja que reacciona a la defensiva no significa que la relación esté condenada. Muchas veces es una alerta que indica que algo no se está comunicando bien o que hay heridas emocionales no resueltas.

  • No se trata de aguantar comportamientos irrespetuosos o de ceder siempre.

  • No se trata de culpar a la otra persona y quedarse de brazos cruzados esperando que cambie.

  • Sí se trata de crear un clima de confianza, empatía y responsabilidad compartida.

  • Sí se trata de ser asertiva/o, de mostrar empatía y de trabajar en equipo para que las diferencias no se conviertan en guerras.

Antes de dar la relación por perdida, prueba estos enfoques. Y si notas que la defensiva se mantiene como un muro insalvable, tal vez sea el momento de considerar ayuda profesional o replantear la dinámica de pareja.



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Recuerda: Una relación sana no es la que no tiene discusiones, sino la que sabe manejarlas de tal forma que ambas partes se sientan respetadas y escuchadas.

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